El declive de los insiders en Hollywood: cómo la Inteligencia Artificial está cambiando el juego

Desde hace varios días quería detenerme a reflexionar sobre un fenómeno que lleva tiempo rondándome la cabeza. Si me seguís en Twitter —y probablemente así sea si estáis leyendo esto— sabréis que llevo meses señalando un patrón cada vez más evidente: los insiders, aquellos filtradores profesionales que antaño parecían tener línea directa con los estudios, no hacen más que hablar en negativo sobre Marvel, DC y otros grandes nombres de la industria. Y lo más curioso es que estos mismos, no hace tanto, solían ser los mayores defensores de esos mismos estudios.

¿Casualidad? Más bien parece un cambio de ciclo. Y uno con tintes de despecho: como si el grifo informativo del que tanto bebían se hubiese cerrado de golpe. Un grifo que, aunque no siempre vertía datos veraces, sí dejaba caer píldoras de verdad lo suficientemente jugosas como para mantener su influencia y alimentar suscripciones en Patreon. La gran pregunta es: ¿qué ha pasado para que todo eso se rompa?

Cuando la filtración era parte del plan

No es ningún secreto —o al menos no para quienes llevamos años siguiendo el circo mediático de Hollywood— que muchas de las supuestas filtraciones de los insiders eran, en realidad, información cuidadosamente filtrada por los propios estudios. Una herramienta de marketing camuflada. Recordemos los famosos rumores sobre los tres Spider-Man en No Way Home, o las “sorpresivas” apariciones de ciertos personajes en Endgame que, curiosamente, ya eran vox populi en foros y redes.

Este juego consistía en una danza perfectamente coreografiada: los estudios lanzaban detalles reales mezclados con ruido falso para despistar, mientras los insiders ganaban notoriedad (y monetización) a base de publicar estos supuestos secretos. Era un win-win de manual. Hasta ahora.

El nuevo jugador: Inteligencia Artificial

Hoy la historia ha cambiado. Y el cambio tiene nombre: Inteligencia Artificial. Las productoras ya no dependen de filtradores humanos para generar expectación o distraer la atención. La IA ha entrado en escena como herramienta de propaganda y, a la vez, como nuevo “cortafuegos” frente a las filtraciones reales.

¿Ejemplos? Cuatro muy claros:

• Cuando la previsión de taquilla de Capitán América empezó a desmoronarse, apareció, como caída del cielo, una imagen generada por IA que mostraba a Magneto y Wong en el rodaje de Doomsday. Perfecta. Viral. Falsa.

• Justo antes del estreno, y con las primeras críticas siendo negativas, un concept artist publicó artes conceptuales de Doomsday. ¿Casualidad o distracción interesada?

• Tras los discretos resultados de Thunderbolts, surgió otra imagen generada con IA: esta vez, un supuesto diseño del traje de Cíclope.

• Y ahora, el caso más reciente: Marvel Studios anuncia su ausencia en la San Diego Comic-Con, desatando el pánico entre fans. ¿Respuesta oficial? Una imagen generada por IA de Doctor Doom en un set de rodaje. Una jugada estratégica, sin duda.

El ocaso de los insiders

Este nuevo panorama ha dejado a los insiders descolocados. Muchos de ellos, anteriormente oráculos infalibles, vagan ahora sin rumbo ni fuentes fiables. Los más afortunados —o los más bien conectados— siguen recibiendo migajas de información, aunque cada vez menos detallada. Otros se han resignado a especular, rellenando vacíos con conjeturas y opiniones personales. Y entre todos, crece un malestar evidente hacia los estudios que, en otro tiempo, les daban acceso privilegiado.

El resultado es una pérdida progresiva de credibilidad. Ya no se trata solo de no acertar: es que su papel ha sido sustituido por algoritmos que fabrican narrativas a medida en cuestión de segundos.

¿Y ahora qué?

Nos encontramos ante una nueva era en la comunicación cinematográfica. Una donde los estudios controlan aún más férreamente el relato y donde los insiders ya no son necesarios para marcar el ritmo del hype. Las imágenes que antes filtraban ahora se generan con Midjourney o DALL·E; los rumores se fabrican con una intención más fría y calculada.

Lo que antes parecía un ecosistema caótico pero previsible, ahora es un tablero dominado por jugadores invisibles y tecnología impersonal.

¿Es esto el fin de los insiders como los conocíamos? ¿O simplemente estamos viendo la evolución natural del juego?

Lo dejo a vuestra reflexión.